La Veranda de Rafa Rius
Decía el genial humorista Groucho Marx que, partiendo de la nada y tras arduos esfuerzos, había conseguido alcanzar las más altas cimas de la miseria. He aquí una frase que podría definir la trayectoria vital del personaje que hoy nos ocupa: Ramón Tamames. Tras un largo itinerario, ha viajado desde el Partido Comunista de España hasta las más altas cumbres de la miseria de la extrema derecha nacional-católica y retrógrada, y sin despeinarse.
Nacido en Madrid, en una familia numerosa; de padre médico y profesor de anatomía, tuvo una infancia típica de clase media, con estudios en el Liceo Francés y las facultades de Derecho y Economía. Activista universitario antifranquista en los años 50, ingresó en el PCE, en el que se mantuvo hasta 1981, llegando a ser miembro de su Comité Ejecutivo. Después fundó la Federación Progresista, con la que se integró en Izquierda Unida, por la que fue elegido diputado. Posteriormente se desplazó hacia el centro, ingresando en el Centro Democrático y Social (CDS) tras lo cual abandonó la política activa (hasta ahora).
Algunos opinan que, en el mundo en que vivimos en estos momentos, economía y capitalismo son dos conceptos que mantienen un alto grado de sinonimia. Tras el fracaso de la puesta en práctica de la economía marxista por parte de Stalin, con su economía planificada y sus planes quinquenales, tal parece que no hayan otras alternativas y que el único modelo posible sea el capitalista. Tamames, que había pasado por la London School of Economics, acabó viendo la lus y se convirtió a la economía de mercado, si es que no lo tuvo claro desde siempre, vista su trayectoria.
Su itinerario en los medios no es menos revelador: empezó publicando en Triunfo y Cuadernos para el Diálogo, posteriormente pasó a El País y Diario 16, para acabar en el ABC y El Mundo. En radio, estuvo con Antonio Herrero en Antena 3 y en la COPE de los obispos. Mundo Obrero había quedado atrás.
Hay quien opina que 89 años, es decir la edad, puede servir de coartada a la incongruencia. Yo por el contrario pienso que una edad provecta no es excusa para las decisiones que tomemos. Dejando a un lado el hecho evidente de la lucidez con que expresa Tamames sus ideas, su decisión, además de ridícula por sus nulas posiblidades de éxito, es injustificable.
Más allá del carácter esperpéntico del montaje, el motivo de VOX resulta comprensible: propaganda al estilo Goebbels a costa de lo que sea. El de Tamames ya no lo es tanto: carecía de motivos, disfrutaba de un digno retiro y la edad no sirve como justificación.
Así pues: larga vida a Tamames para que pueda reflexionar sobre su vergüenza.
Autor font: Radioklara.org