Víctor Gallardo
Es duro que esté yo escribiendo esto, pero más duro es lo que está pasando en mi ciudad ahora mismo. Dejad que os ponga en situación.
Hace ya tres largos años que sé que al lado de los locales del BucBox en Badalona (unos locales de ensayo en los que me solía mover mucho) había una comuna llena de africanos, ya fuesen personas migrantes, algunas solas y otras agrupadas en unidades familiares enteras. Se trataban de unas naves industriales abandonadas en las que gente que no tenía donde vivir se refugió, respetando a los vecinos, haciendo su vida en comunidad sin molestar.
Más de una vez, estando por allí dentro con un amigo mío de Gambia, me invitaron a comer en épocas pre COVID, y sí, aunque el edificio estaba un poco ruinoso, más o menos seguro, estando allí uno se sentía como en casa, hacían comida de sobras para todos, fuesen o no residentes, en ollas enormes, y se sentaban en círculo a comer mientras debatían cómo arreglar esto de esta parte del edificio o aquello de la puerta de entrada que no va bien, o de cómo financiarse más adelante porque vendiendo chatarra poco se consigue, pero sin un gobierno que facilite conseguir los papeles necesarios, poco trabajo se puede hacer.
Eran gente respetuosa hasta puntos inimaginables y sí, como en toda comunidad de 150-200 personas, puede acabar habiendo conflictos, pero jamás con los vecinos.
Os mentiría si no os dijera que en los cuatro largos meses que estuve trabajando en uno de los locales del bucbox (a dos puertas del edificio) cada rasta que salía o cruzaba la calle me decía “respect” “rasta” o “bless” a modo de saludo.
El día 9 de diciembre por la noche, aquella comunidad murió, literal y metafóricamente. Según fuentes fiables del entorno, con las que contacté el día 10 por la mañana para saber si estaban bien, me dijeron que hubo alguien que entró y le pegó fuego al edificio dejando a tres (por ahora, aunque a mi me consta que son por lo menos cinco) fallecidos y un gran número de heridos, tres de ellos críticos, y otros tantos graves.
A las nueve de la mañana del día 10 de diciembre salía en televisión Xavier García Albiol, alcalde de Badalona, que se vio obligado a levantarse pronto para trabajar, a decir que iban a resituar a los residentes del edificio en otras partes, aunque Badalona no puede pagar alojamiento a inmigrantes, que encima son okupas y tenían un “supuesto mercadillo de la droga” ahí dentro. Declaraciones que hizo con 2 cuerpos calientes todavía dentro del edificio. ¿Qué va a decir? Si su lema es “Limpiando Badalona”, al fin y al cabo lo está cumpliendo a rajatabla. Todavía le van a tener que agradecer que se les proporcione cama un par de noches.
Entre tanto, no les faltó tiempo a los medios de comunicación de este país para acercarse al lugar de los hechos y retransmitir en directo cómo los bomberos sacaban cuerpos de los fallecidos. El sensacionalismo siempre está presente cuando hay cuerpos, pero hasta entonces, han sido ignorados durante más de diez años. Ahora se preocupan los medios, cuando ya ha muerto gente, cuando otras 200 personas están en la calle, cuando ya no se puede hacer nada.
Ayer día 10 de diciembre cuando me acerqué a ver a mis conocidos afectados, me sorprendió ver a muchos Mossos d’Esquadra y a muy pocos bomberos, y los pocos que había, parecía que se estaban dedicando a cerrar todos los accesos posibles para derribarlo los próximos días.
¿Acaso ya ha acabado la investigación? ¿Se han dado las explicaciones pertinentes? La teoría de la vela no hay por donde cogerla, a día de hoy sólo hay una persona que lo haya declarado públicamente mientras el resto defiende la teoría del incendio premeditado.
Mis conocidos me llevaron a otra comuna cercana donde se han dedicado a alojar a todo el que han podido que salió de la otra ayer cuando empezaron las llamas, y se escuchaba conversar en inglés a africanos que parecían tener muy claro que el incendio no ha sido precisamente un accidente, además de haberse originado en la planta baja, dejando atrapadas a muchas personas en los pisos superiores.
Fuentes de allí mismo me confirmaron que el día de los hechos hubo una redada de la policía local en la comuna y menos de un cuarto de hora después, estaba ardiendo, así como que entró gente que no era del entorno y no se quedó mucho rato poco antes de que el edificio se quemara.
También debería mencionar que cuando estábamos allí en la otra comuna, se acercaron dos periodistas con cámaras de televisión de un canal muy, pero que muy conocido en este país que se dedica al sensacionalismo por regla general. Estos nos preguntaron a mi acompañante y a mi, los dos únicos blancos que estaban a 20 metros a la redonda, si podían pasar a grabar y ver cómo estaban todos y cómo se organizaban porque creían que ese era el momento adecuado.
¿El momento adecuado es grabar a gente llorando? El buen periodista espera a que se calmen los nervios después de la tragedia para hacer entrevistas, no va a gente que prácticamente tenía todavía las llamas encima a acosarlos con cámaras de televisión. Qué os voy yo a decir, no pasaron de la puerta. Nosotros no éramos nadie para decidir si pasaban o no, pero nos encargamos de que no molestaran allí.
Una media hora después, cuando le contamos a una de las personas que vive allí lo sucedido, nos lo agradeció y nos dijo que estarían atentos para que no volvieran a intentar pasar.
Fue increíble observar la autoorganización colectiva de emergencia para ayudar a los vecinos afectados que tenían montada para realojar y acoger a toda la gente salida del edificio que pudieran.
Lo que yo sé, es que en menos de tres semanas, han ardido dos comunas de africanos entre Sant Adrià del Besòs y Badalona, y es bastante posible que no se quede ahí.
Lo que nos toca es presionar al gobierno de derechas pseudofascista de esta ciudad para que arrojen luz a los hechos, una luz que no va a ser turbia, porque si no, faltará tiempo para echarse a la calle, ya ha habido una manifestación y las que están por venir, porque humanos somos todos, y por muy diferente que pueda ser nuestra piel, las víctimas merecen justicia.
Autor font: Radioklara.org