La Veranda de Rafa Rius
El tiempo de los calendarios tiene a veces curiosas coincidencias. El 20 de noviembre coinciden en los almanaques varios aniversarios; uno de alguien muy querido por los anarquistas y sobre el que se han vertido ya hectólitros de tinta: el aniversario de la muerte de Durruti en 1936 y otros dos muy queridos por los actuales ultraderechistas y grandes enemigos entre sí: José Antonio Primo de Rivera en 1936, introductor del fascismo italiano en España, juzgado, condenado y ejecutado un 20N por conspiración y rebelión militar contra el Gobierno de la República y Franco, el dictador beato y asesino, muerto en una cama en 1975.
Hoy, en 2022, sigue siendo una fecha señalada en los calendarios. Los anarquistas lloramos la muerte de Durruti, un gran luchador por la libertad, y los fascistas residuales siguen saliendo a las calles, a pesar de una inútil Ley de Memoria Democrática, para maldecir cualquier forma de democracia parlamentaria y exigir una vuelta al fascismo.
A este respecto, cabría señalar algo que con frecuencia se olvida: Franco no era fascista, era un dictador militar beato que utilizó y manipuló la Iglesia Católica y la Falange fascista para sus propios intereses. Su enemistad con José Antonio era bien conocida, hasta el punto de que ya le vino bien su muerte porque el creador de la Falange le servía más como referente mítico muerto que como competidor vivo.
En nuestros días, casi medio siglo después de la muerte de Franco, todo un conglomerado de cerebros precarios de las diversas capillas de la extrema derecha, salen a las calles para vociferar contra todo lo que se mueve y no sean ellos.
Como han comprobado que con estos sainetes de efemérides y con concentraciones ante la tumba del dictador asesino, no iban a ninguna parte, y que su partido de siempre (PP) se comportaba como lo que ellos llamaban “derechita cobarde”, han creado Vox, un partido que formalmente acepta las reglas de esta supuesta democracia y busca el poder concurriendo a las elecciones.
Y esto sí que tiene peligro, porque mucha gente, más que harta de las tomaduras de pelo de unos Gobiernos del PPSOE que lejos de solucionar sus problemas, cada vez ahondan más en ellos, buscan una falsa salida en una demagogia populista que sólo los conduce a un abismo aún peor que el actual.
Menos mal que según las encuestas van bajando sus expectativas y sus votantes van percibiendo que, más allá de los insultos y exabruptos no hay nada, nada más que la defensa de los intereses de los que les subvencionan y protegen, es decir: más de lo de siempre.
Muchos de los jóvenes que salen el 20N a la calle a reivindicar la figura de Paca la Culona (que así es como llamaban a Franco sus propios compañeros de armas) ignoran quien era. He comprobado, hablando con jóvenes nacidos mucho después de su muerte que para ellos Franco es tan sólo una momia histórica perdida en el tiempo, como Napoleón o El Cid. Su desinterés y su ignorancia al respecto son casi absolutos, pero convendría no olvidar que la ignorancia es muy peligrosa, pues donde no se sabe nada, cabe cualquier cosa.
Como se hace evidente que el actual Gobierno de coalición no tiene la más mínima intención de aplicar la Ley de Memoria que ellos mismos han creado y reprimir con ella los estropicios de un fascismo anacrónico pero que se resiste a desaparecer, habrá que confiar al menos en que gran parte de la gente que les vota, descubra sus mentiras.
Y a ser posible, se abstenga en las próximas elecciones. Probablemente conseguirá lo mismo que votando, es decir: nada, pero al menos respetará su propia dignidad.
Autor font: Radioklara.org